Tal vez sea mejor
no pensarlo demasiado.
Terminar las novelas
que valen la pena,
hacer un hueco
para ese poema viejo como el mundo,
dirigir las palabras
a sus extremos inexplicables,
a sus desiertos más frondosos,
a su origen perdido en el Eón Arcaico
y guardado en la superposición
de láminas petrificadas.
Pascual Herrera
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