Aquí es donde entra en juego
la representación de la modestia,
la que abre las puertas a la conjura
y hace apología de lo demasiado sensible,
lo demasiado joven,
imprudente y apasionado,
desarraigado de piel y mente,
disperso en un lugar del aire,
como una tormenta que se extiende
en todas las direcciones
y va dejando una cantidad infinita
de objetos olvidados.
Pascual Herrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario