Fue una vez, en la puerta de un palacio sin techo
lleno de planos obsoletos
de ciudades perdidas que en una ocasión existieron;
fue allí donde surgió el deseo,
la necesidad, el impulso, el salto al vacío
sobre nubes condensadas en gotas de agua
que perlaban la superficie junto a todo el conocimiento
y las voces dormidas bajo la luz solar,
dispersas como arena del Sahara.
Pascual Herrera
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