el aire y el cristal rompieron a llorar
derramando los tarros de luz y oscuridad.
Lucharon y lucharon, hasta fracasar,
y luego,
donde la vida y el todo
fueron capaces de congeniar,
la dulce brisa de la muerte
no dudó en quererlos atrapar.
¡Cambia el universo
y apenas tu mirada me hace olvidar,
el Sol se oculta en el océano
y la sal me huele a eternidad!
Ya era de noche cuando te vi actuar,
primavera, verano, otoño...
el aplauso ensordecedor de siempre,
los latidos del corazón,
y ese sonido encantador.
Cuando te imagino,
no sé si ríes o lloras,
no sé si vas o vienes,
sólo sé que no existes,
y que como el sueño de un niño,
eres el centro de una nada
que edifica y construye.
Derramando los tarros de luz y oscuridad,
el aire y el cristal rompieron a llorar
en un acto de exceso teatral.
Pascual Herrera
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