uno para ti,
para mí,
esperando en tus ojos
y que surja de los abrazos,
sin convecciones,
por naturaleza.
Quiero ponerte un nombre,
sin voz,
significativo,
más allá de las sorpresas,
con implicaciones universales,
asumido
como idea esencial.
Quiero ponerte un nombre
que pueda estar disponible
en el aire,
en la mar,
y en las arenas irracionales
traídas por el viento
que se incrusta en la intimidad
de un sueño.
Pascual Herrera
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