Tal es la capacidad de manipular,
alterar e incrustar en las grietas
el frenesí que nos lleva a lo estoico,
a lo epicúreo,
a crecer sin restricciones,
a dejarse llevar por las paráfrasis
y los argumentos cotidianos,
que la misma memoria amplifica
y deforma,
desviando a lo visual
y a lo sonoro,
el punto de partida en el que radica el error
que crece sin restricciones,
alcanzando la dimensión ontológica
que proyecta sombras y juega con fuego,
que simula realidades absurdas
donde apenas hay espacio para expresar
que la canción de Dolos y Ápate no existe.
Pascual Herrera
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