inertes y vacíos, donde la luz se esconde
y reptan las reinterpretaciones lúdicas
del pasado; los trayectos sin nombres,
el individualismo defenestrado,
los compañeros del camino de los nadie
y de los alguien ya olvidados,
disueltos en una especie de liquidez,
se entrelazan en la bulimia sin objetivo
del proceso continuo de precarización.
Pascual Herrera
En un espacio desprovisto de abrigo, donde la luz se oculta y las sombras juegan con la memoria, el pasado se reinventa en un ciclo interminable. Los caminos se desdibujan, dejando atrás los nombres y las identidades, entre un individualismo fragmentado y la huella de quienes ya no son. En este mundo líquido, la precariedad se expande sin dirección ni propósito claro, atrapando tanto a los invisibles como a los que ya han sido olvidados. Todo parece disolverse en un proceso que devora sin fin, alimentando una inercia que perpetúa la incertidumbre y la pérdida de significado.
ResponderEliminarMe encantó. Un abrazo