Dicen que han encontrado el cuerpo muerto de alguien
que murió cruzando un río,
cruzando el mar,
en la sala de su casa,
que fue aplastada o aplastado por un tanque,
por un coche en plena calle,
o lanzado escalera abajo
después de un empujón enmascarado.
Han hablado los ellos y ellas
que al cuerpo muerto conocían;
dicen, que es posible que devorara el tiempo
haciendo sus cosas,
como ir y volver a donde el entusiasmo habitara,
como leer, para saber lo suficiente
y no morir de ignorancia,
que se ponía la intransigencia en bandolera
sin miedo a la melancolía o a la tiranía...
Pero sólo era alguien a la intemperie,
un cuerpo expuesto a factores y circunstancias
frágiles y quebradizos,
que es devorado sin piedad por el miedo y la mentira.
Pascual Herrera
Afortunadamente habrá siempre manos amigas que nos ayuden a sobrellevar el peso de nuestra fragilidad.
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