Las formas recordadas de un instante
se diluyen tan rápido
como la mayoría de los ecos,
se mueren y renacen
como las olas: sin tregua;
luego se magnifican
y se alzan intemporales,
como novelas
escritas con hambre,
como poemas
acechando a la luz desde la sombra.
Las formas recordadas de un lejano instante
también arden
en el fuego de la memoria marchita.
Pascua Herrera
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