Con estupor, atolondrado,
dando vueltas y vueltas a los numerosos días
de un reloj terrenal
que corre por los sueños, los desiertos
y las palabras que se apagan
fijadas en las puertas casi cerradas
(o un poco abiertas)
que se despiden del tiempo
como cualquier simple anécdota.
Pascual Herrera
Es todo un deleite poder leer tus poemas de vida y muerte.
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